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domingo, 18 de mayo de 2014

Fibra óptica como banda ancha (1/3)

A medida que la tecnología informática ha ido evolucionando a lo largo de los últimos 30 años aproximadamente, se ha producido un aumento cada vez mayor de la demanda por parte de los usuarios finales de un acceso de buena calidad y alta velocidad a los servicios de telecomunicaciones. Esta demanda procede de todos los sectores de la sociedad –desde empresas, grandes y pequeñas, hasta particulares que quieren acceso desde sus hogares. Normalmente, los usuarios simplemente requieren acceso a Internet de banda ancha (por ejemplo, alta velocidad). Los términos “banda ancha” y “alta velocidad” se refieren estrictamente a cualquier velocidad de acceso más rápida que la que se consigue mediante el acceso por marcación a través de la red telefónica. El significado exacto de los términos está determinado por el contexto en el que se utilizan.

Muchos gobiernos consideran que en el siglo XXI un acceso de calidad y alta velocidad a los servicios de telecomunicaciones será clave para el desarrollo económico de sus países. Esto se compara a menudo con el desarrollo de las autopistas en el siglo XX. Además, la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico por sus siglas en inglés) publica actualmente estadísticas y clasificaciones de países en relación con la disponibilidad y el uso de la banda ancha por parte de los usuarios finales en los mismos. Por lo tanto, la implantación de la banda ancha se considera un indicador del desarrollo económico de un país y de su capacidad de crecimiento en el futuro. Todo esto, simplemente muestra que los servicios de telecomunicaciones se han convertido en un aspecto básico de la vida diaria de la sociedad moderna.

Hoy en día, la mayoría de los usuarios de banda ancha obtienen acceso compartiendo el “último kilómetro” de cable de la red telefónica o de televisión del servicio existente. Esto da como resultado una velocidad de subida de entre 128 Kbps y 1 Mbps, y una velocidad de bajada de unos 6 Mbps (en realidad, la velocidad nominal de bajada disponible es mayor, pero el acceso se comparte entre múltiples usuarios). Ahora el problema es que los usuarios finales solicitan anchos de banda que están empezando a exceder la capacidad de las bandas de primera generación. Se habla ya del deseo de llegar a un ancho de banda de hasta 100 Mbps.

Una capacidad tan grande en relación con la actual requerirá un cambio radical de la tecnología, un cambio que se convertirá en la base del desarrollo en el futuro. Existen diversas alternativas técnicas que ofrecerían un acceso de alta velocidad universal, aunque el principal problema es su coste. En lo que al sistema telefónico se refiere, la red de acceso supone hasta un 70% del coste total de la red. En cuanto al mantenimiento regular, el coste de funcionamiento y mantenimiento de la porción de acceso de la red podría superar incluso el 70% del coste de funcionamiento total.

Cualquier nuevo método de acceso de red deberá además proporcionar los servicios existentes. Está claro que Internet es la tecnología de la World Wide Web y del correo electrónico, y parece inevitable que servicios existentes como el teléfono e incluso la televisión por cable “emigren” de forma rápida a Internet. Sin embargo, esto aún no ha sucedido, y deberán transcurrir algunos años hasta que se complete la transición.
Existen varias arquitecturas potenciales disponibles que de alguna forma satisfarían las necesidades. Por supuesto todas ellas tienen unos beneficios y suponen unos gastos.

- Una solución ideal podría ser conectar a cada usuario final directamente a una central de conmutación (centralita) a través de un par dedicado de fibra óptica. Esto satisfaría todas las necesidades previsibles y por tanto resultaría una gran inversión a largo plazo, pese a su alto coste inicial.

- Otra solución sería alcanzar una mayor velocidad a través de los cables telefónicos de cobre existentes acortando la distancia entre los usuarios y la central de conmutación. Se trataría de la denominada solución FTTx (“Fibra a x” por sus siglas en inglés - la “x” aquí se utiliza para indicar que el punto de unión intermedio podría encontrarse en diversas ubicaciones posibles, siempre que no estuviera a más de unos 500 metros del usuario final). Para lograr esto, deben instalarse refugios para el equipamiento (cabinas) en algún lugar entre las centrales de conmutación existentes y el usuario final. Dichas cabinas podrían estar en la calle, en un edificio adecuado o dentro de la propiedad del usuario. Esta solución supone un coste significativamente más bajo que la instalación total de fibra óptica, aunque la velocidad disponible sólo satisfaría las necesidades inmediatas de acceso a Internet y el coste de mantenimiento regular podría ser bastante alto.

- Las soluciones de radiofrecuencia pueden ofrecer una solución –y de hecho lo hacen. El problema que tienen es que el ancho de banda disponible es insuficiente. La solución funcionaría y sería muy económica para un pequeño número de usuarios, pero no sería adecuada para una amplia utilización en ciudades densamente pobladas. Cabe la posibilidad de que una arquitectura celular, similar a la utilizada para las redes de telefonía móvil, fuera una solución apropiada. Sin embargo, para lograr esto se necesitarían gran cantidad de estaciones base situadas cerca de los usuarios finales. Estas estaciones base deberían estar conectadas mediante fibra óptica y necesitarían un potente suministro eléctrico y grandes antenas. En realidad, la puesta en práctica de esta solución sería complicada por diversas razones, entre ellas la preocupación política sobre riesgos de radiación.

- La solución más económica para la mayoría de situaciones sería una solución óptica global. Cada usuario final estaría conectado a través de fibra óptica, Y estas fibras se conectarían entre sí mediante divisores ópticos pasivos situados en la calle. En la central de conmutación, un par de fibra simple contaría con 32 usuarios (incluso más) “multiconectados” al mismo. Debido a la necesidad de instalar nuevas fibras en la ubicación de cada usuario final, esta solución también conlleva un alto gasto de instalación, aunque considerablemente más bajo que la solución “ideal” planteada como hipótesis anteriormente. Además, su coste de mantenimiento regular es bajo y (si se necesitara) podría sustituirse por la arquitectura “ideal” en un futuro. En la actualidad, existen diversas variantes de esta solución disponibles designadas con el apelativo genérico PON (Red óptica pasiva por sus siglas en inglés). La PON más adecuada actualmente es la llamada GPON (Gigabit PON). Existen pocas dudas sobre el hecho de que una solución basada en PON sea la única arquitectura disponible para satisfacer las necesidades previsibles de los 20 próximos años o más con un coste razonable. No obstante, FTTx también satisface la demanda actual y además “deja la puerta abierta” para evolucionar a PON en el futuro.

Independientemente de la arquitectura que se adopte, deberá utilizarse fibra óptica en la red de acceso. El problema es decidir qué red se puede diseñar para satisfacer la demanda actual de los usuarios a la vez que se allana el camino (de tecnología neutra) para una futura evolución, y todo ello a un precio asequible.

Fuente: Conectronica parte I de Fibra óptica como banda ancha
http://www.conectronica.com/ 

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